miércoles, 25 de febrero de 2009

Pena de muerte, iniciativa de un partido que promueve la vida

Por lo regular, cuando se trata de temas polémicos y susceptibles, la opinión pública (y privada) se divide tajantemente; esta vez, es la pena de muerte a secuestradores y homicidas lo que se encuentra sobre la mesa de debate en nuestro país. En el mundo, ha sido una medida empleada y abolida en todos los tiempos. Actualmente, países como Estados Unidos, Guatemala y la mayoría de los estados del Caribe la mantienen en vigor, así como Japón e India en Asia, o Botswana y Zambia en África. Brasil tiene sus excepciones pero también mantiene el castigo. El objetivo, debilitar la delincuencia, sin embargo, La Comisión de Derechos Humanos expone varias investigaciones científicas que demuestran que su efecto en los índices delictivos no es mayor al de otro tipo de penas. Era agosto de 2008 cuando el Partido Verde Ecologista de México lanzó una iniciativa de reforma constitucional en la que expresaba su inclinación a favor de la pena capital. Así que presentó un plan integral de acciones contra el delito de secuestro, penado con cadena perpetua o muerte. El PVEM declaró que no renunciaba a su postura de defender la vida; al contrario, la defendía, ya que diversos estudios indican que “la ejecución de un delincuente evita entre tres y 18 asesinatos de víctimas potenciales”. Una justificación poco sólida cuando es la vida lo que se encuentra como protagonista de este juicio. El pasado 22 de enero, el Verde logró un consenso entre el PRI, PAN y PRD para debatir el tema en un foro en el próximo periodo ordinario de sesiones. Ahora, el Congreso ha dado luz verde en su postura de no vetar temas, mientras la iglesia y el PAN se manifiestan en contra, el PRD califica esta medida como “electoral” y hasta el Partido Socialdemócrata juzga la iniciativa de “retrógrada”. Nadie niega que el secuestro sea un acto infame, nadie, mucho menos sus víctimas, quienes han vivido eternidades de terror y angustia en cada minuto de incertidumbre ante la presencia constante y pesada de la delincuencia. Pero no es con más violencia como se resuelve el tema, no es castigando con el castigo como se saldan las deudas, como se recupera la vida y se devuelve la paz. Parece insustancial proponer una medida drástica en el sistema penitenciario cuando el mismo sistema necesita una modificación completa en su interior. Es más urgente resolver los problemas de delincuencia interna en los reclusorios, limitar de privilegios a presos poderosos o de alta peligrosidad, vigilar estrictamente los delitos que se siguen cometiendo desde las rejas, maximizar las medidas de seguridad. No es con muerte como se soluciona la crisis de seguridad en México, se trata de un problema extremo al que quiere otorgarse una solución extrema. Las cifras existen. El año pasado se encuentran registrados casi mil casos de secuestro, y la cifra podría quintuplicarse al contar aquellos que no son denunciados. Tal vez la iniciativa no pase mas allá de un debate en la Cámara de Diputados transmitido por los medios, de cualquier manera será tarea de cada quien considerar si esta medida sería o no una especie de retroceso. Es necesario reducir el delito, no cometer otro.

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